Subían las mujeres la cuesta, y, ya cansadas, en la puerta de la iglesia, hablaban de sus viejas cosas. Abrieron la puerta y, tiesas y arrugadas, entraron en las fauces del antiguo edificio.
Los niños, mientras, sacaban las bicicletas de los garajes y las hacían correr por los viejos empedrados. Repicaban los guardabarros, y hacían levantar las garrotas a los viejos.
Una chica va hacía el pozo, saca agua y bebe. Está fría. Coge más. Bebe. Hoy es un día de calor. Vuelve para casa.
El cielo es muy azul, aplasta las calles y las casas, que ya viejas, se quejan con crujientes gemidos. Los pájaros vuelan bajo, y los perros no ladran a los extranjeros.
Una mujer se moja los pies en un balde después de haber trabajado toda la mañana.
Pasa el día de puntillas por el pueblo. Enseguida es de noche, y en las casas se empieza a cenar. Caldo en la mayoría de mesas, los niños protestan, las viejas también. Salen las mujeres a las puertas de casa. Hoy se irán a pronto. Los niños suben arriba, se estiran en la piedray cuentan estrellas. Hoy hay muchas. Caerá alguna.
Está el pueblo durmiendo entero. Ya empieza a clarear.
Suben las mujeres la cuesta, y, cansadas, se ponen a hablar de sus viejas cosas. Abren la puerta y, tiesas y arrugadas, entran en la boca del antiguo edificio.
Los niños, mientras, sacan sus bicicletas de los garajes.
Nada ha cambiado. Bueno, sí. Hoy hay nubes en el cielo.
Los niños, mientras, sacaban las bicicletas de los garajes y las hacían correr por los viejos empedrados. Repicaban los guardabarros, y hacían levantar las garrotas a los viejos.
Una chica va hacía el pozo, saca agua y bebe. Está fría. Coge más. Bebe. Hoy es un día de calor. Vuelve para casa.
El cielo es muy azul, aplasta las calles y las casas, que ya viejas, se quejan con crujientes gemidos. Los pájaros vuelan bajo, y los perros no ladran a los extranjeros.
Una mujer se moja los pies en un balde después de haber trabajado toda la mañana.
Pasa el día de puntillas por el pueblo. Enseguida es de noche, y en las casas se empieza a cenar. Caldo en la mayoría de mesas, los niños protestan, las viejas también. Salen las mujeres a las puertas de casa. Hoy se irán a pronto. Los niños suben arriba, se estiran en la piedray cuentan estrellas. Hoy hay muchas. Caerá alguna.
Está el pueblo durmiendo entero. Ya empieza a clarear.
Suben las mujeres la cuesta, y, cansadas, se ponen a hablar de sus viejas cosas. Abren la puerta y, tiesas y arrugadas, entran en la boca del antiguo edificio.
Los niños, mientras, sacan sus bicicletas de los garajes.
Nada ha cambiado. Bueno, sí. Hoy hay nubes en el cielo.
*Felicitats, mama!
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