sábado, 19 de marzo de 2011

Un dios para cada uno.


Ayer vi a Dios por la calle.
Andaba con las manos en los bolsillos
siempre hacia delante. Se paró a comprar
el periódico y su semblante se agravó.

Ayer vi a Dios por la calle. Andaba con las manos en los bolsillos
y caminaba siempre hacia delante.
Le reconocí por los ojos,
y es que son inconfundibles los
ojos de un dios. Dios.

Ayer vi a Dios, y andaba hacia delante por la calle,
con las manos en los bolsillos y compró un periódico.
Que debe de pensar Dios, al vernos a todos trastear
con lo que no son juguetes.

Quizá a quien me crucé por la
calle no era Dios. Nada más una persona que
seguía preocupada por el mundo y
quería ayudar.

Quizá de dios solo hay uno, y cada uno
tiene el suyo andando por la calle,
cabizbajo, con las manos en los bolsillos,
siempre hacia delante.

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